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La mayoría de los estudios sobre el tema destacan el hecho de que las familias emprendedoras tienen una tarea extremadamente compleja: mantener un delicado equilibrio entre el bien de la familia y el bien de la empresa. Esto conlleva una serie de consecuencias de gran impacto, ya que la empresa nunca es vista como un mero negocio, sino como una empresa destinada a perdurar en el tiempo y transmitirse. La solidez prima sobre el beneficio inmediato y el orgullo ligado al nombre que se lleva -la llamada eponimia-, junto con la perspectiva de continuidad, prevalecen sobre el objetivo de expansión como fin en sí mismo. Por tanto, en las empresas familiares la implicación no es sólo técnico-profesional, sino integral, sobre todo a nivel humano.

¿Qué significa todo esto? ¿Cómo se traduce esta "plenitud de humanidad" a nivel de gestión empresarial? Veamos el vídeo en el que Marco Salvadé, presidente de Salvadè S.r.l., habla del cambio generacional, del que surge una percepción de una "familia extendida" que va mucho más allá del pequeño grupo de familiares cercanos que hoy dirigen la gestión de la empresa.